La tortilla de patatas o tortilla española es uno de
los platos típicos de nuestra gastronomía, es fácil de hacer y está buenísima.
¿Qué necesitamos?...
4 patatas medianas
6 huevos grandes
Aceite de oliva para freír
Sal y pimienta
¿Cómo lo hacemos?...
Lo primero que vamos a hacer es pelar y corta las
patatas lo más finas posibles.
Podemos utilizar una mandolina, el robot de cocina con
el utensilio de cortar rodajas o con un cuchillo bien afilado e ir sacando
rodajas finas, no importa que no sean todas iguales, eso luego no se verá en la
tortilla.
Este paso es importante para que la patata quede muy
deshecha cuando vayamos a freírlas.
En una sartén honda pon el suficiente aceite para que
quepan todas las patatas y estén cubiertas de aceite. Deja que la patata se
haga de forma lenta a fuego medio bajo, hasta que este pochada. Podemos
comprobar que la patata está hecha cuando al pincharla con un cuchillo, este la
atraviesa sin ninguna dificultad.
Ahora sacaremos las patatas del aceite con la
espumadera y las pondremos en un colador con un plato debajo para que escurra
todo el aceite que han cogido.
Mientras tanto, bate los huevos en un cuenco amplio.
Los huevos pueden batirse mucho, para que quede más
esponjosa la tortilla o se pueden batir poco, para que el huevo quede más
compacto, esto va en el gusto del consumidor, de las dos formas va a estar buena.
Salpimenta el huevo e incorpora las patatas. Remueve
la mezcla para que se impregne bien la patata con el huevo batido.
Solo queda cuajar la tortilla y darle forma.
Calienta en una sartén una cucharada de aceite a fuego
alto.
Cuando el aceite esté muy caliente, distribuye muy
bien el aceite por toda la sartén moviéndola por todos los lados, esto nos
ayudará a que la tortilla se cuaje bien por todas partes por igual.
Vierte la mezcla de patatas y huevo distribuyéndola uniformemente
por toda la sartén con una espumadera.
Cuando el huevo comience a cuajar, reduce el fuego a
moderado y agita la sartén de cuando en cuando para evitar que se pegue la tortilla
al fondo.
Cuécela hasta que los bordes estén firmes.
Cuando ya esté cuajada, por un lado, poner un plato
mas grande encima de la sartén y dar la vuelta con un movimiento rápido y
seguro. De forma que el plato quede debajo de la sartén.
Este es un paso en el que hay que tener cuidado para
que la tortilla no se resbale del plato y nos quememos una mano, o lo que es
peor, que la tortilla termine en el suelo.
Yo he visto de todo al dar la vuelta a la tortilla.
Pero no hay que asustarse, que no es difícil, solo hay que cogerle el tiento.
Deja la tortilla en el plato y pon otra cucharada de
aceite en la sartén vacía.
Cuando este caliente, vuelca la tortilla por el lado
que no está cuajado, dejando que se deslice del plato a la sartén. Esto hazlo
despacio ayudándote de la espumadera para no descomponer la tortilla y así nos
quedará más bonita.
Deja que termine de cuajarse por ese lado y ve empujando
los bordes de la tortilla con la espumadera para que queden redondeados.
Si no quieres que la tortilla quede muy cuajada,
puedes apagar el fuego en este momento y dejarla con el calor de la sartén unos
tres o cinco minutos más. Este en un truco para que no se pase de cocción y se
quede pegada al fondo.
Pues ya está, solo queda volver a volcar la tortilla
en la fuente donde vayas a servirla, mejor si es redonda y a disfrutar.
Además…
A la tortilla le puedes añadir cebolla, pimiento,
jamón, chorizo, queso, atún, verduras… todo lo que se te ocurra.
Para que la patata suelte el almidón, podemos
sumergirlas, antes de freír, en un cuenco con agua fría durante de 5 o 10 minutos.
Luego solo hay que dejarlas escurrir bien para que no salpique cuando las echemos
en el aceite caliente.
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